jueves, 11 de marzo de 2010

¿Quieres conocer a Elena?

Presentación real:

Elena es una chica licenciada en filología hispánica que vive en Elda y que actualmente está cursando el máster de secundaria. Bueno, la verdad es que no puedo decir mucho de ella ya que apenas la conozco desde hace cuatro meses aproximadamente, pero a pesar de lo poco que la conozco, es inevitable no darse cuenta de que rebosa alegría, de que es muy cariñosa, encantadora y positiva aun cuando las cosas vayan mal.

Presentación ficticia:

Elena es una joven que ha vivido en Hidum, un pequeño pueblecito de Melilla. La verdad es que lo que más le atraía de aquel lugar era la tranquilidad y el bienestar que imperaba en las calles y casas de ese sitio, era algo que le encantaba y por eso no estaba dispuesta a cambiarlo por otro. Pero las cosas no marchan siempre como uno planea. Así que un buen día, conoció a un chico inglés que había venido de visita por Melilla y se enamoró de él. Al cabo de apenas tres meses de conocerse lo dejó todo, incluso su perro que era su mejor compañero y fiel amigo, y se marchó con él. ¡Qué se le va a hacer, todo por amor!
Tras una temporada viviendo en Inglaterra con su novio (antes de seguir con la historia, he de decir que para ella el idioma no constituía un problema gracias a que se sacó el B1 de inglés en el máster de secundaria), Elena descubrió que éste la engañaba con otra, vamos que le ponía los cuernos. Ante tal situación, ella recogió sus cosas y decidió volver a su verdadero hogar, con su familia y su perro. Una vez allí, toda la familia vino a recibirla menos el perro, lo cual era extraño, así que ella preguntó por él y fue entonces cuando le dieron la peor noticia que le podían dar. El perro había muerto. La causa de la muerte fue que el día anterior a su regreso, el perro se comió una empanadilla intoxicada, que por cierto Elena detesta ese tipo de comidas, que acabó con su vida. Como la familia estaba al tanto de lo que ocurría con Elena, y sabía de su regreso, pues decidió no enterrar el animal y dejar que ésta vele por su cuerpo inerte. Lo curioso de esto fue que nuestra joven aventurera, decidió hacer algo más que velar por el cuerpo. Se puso en contacto con un amigo suyo que era taxidermista y le encargó que disecara su animalito para conservarlo como si estuviera vivo ya que no se podía hacer a la idea de que éste había pasado a mejor vida. El amigo complació su petición y desde ese momento, el perro empezó a formar parte del decorado de la casa. Y colorín colorado este cuento se ha acabado. FIN (النهاية)

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